Encontré realmente interesante poder conocer nuevos productos que normalmente no uso en mis recetas, como el miso blanco, la pasta de umeboshi o el concentrado de jugo de manzana. Me encanta poder experimentar con nuevos sabores.
La auténtica sopa de miso está compuesta por dos ingredientes esenciales: el dashi (caldo de pescado) que es la base de la sopa y el miso que es disuelto en el dashi.
El miso es una pasta aromatizante fermentada y muy sabrosa, hecha con semillas de soja y/o cereales y sal marina.
Podéis encontrar diferentes tipos de miso. Los misos más afamados son fermentados por largo tiempo obteniéndose así:
- Shiro–miso es decir: Miso blanco: su fermentación dura aproximadamente un año y resulta ser el de sabor más suave y dulce.
- Aka–miso es decir Miso rojo: su fermentación dura aproximadamente dos años teniendo un sabor más fuerte que el blanco.
- Kuro–miso que es el Miso negro: su fermentación dura aproximadamente tres años y su gusto es intenso.
- Hatcho–miso es la variedad más concentrada y proteica al no llevar ningun tipo de grano añadido (arroz, trigo o cebada).
El miso fue considerado durante siglos un alimento curativo en Japón.
Contiene enzimas que ayudan a la digestión, y suministra carbohidratos, lípidos, vitaminas, minerales y proteínas.
Para preparar esta sopa se suelen usar dos tipos distintos de miso, el Shiro-Miso (blanco, suave y con poca sal) o el Aka-Miso (rojo, fuerte y salado). Nosotros usamos el Shiro-Miso y no pusimos dashi.
-
1 cebolla (o un puerro, al gusto).
-
1 zanahoria grande.
-
apio (2 troncos con sus hojas).
-
col (1 hoja grande, mejor si es muy verde).
-
1 ramita de tomillo.
-
1 hoja de laurel.
-
un trozo de alga wakame.
-
aceite de oliva.
-
miso blanco (5-6 cucharadas soperas).
-
una pizca de sal.
-
agua.
Tot un èxit provar coses noves!